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miércoles, 29 de septiembre de 2010

No es tan facil ser niñera cap 11


Capítulo XI: Casi hermanos.
"El amor es una tontería hecha por dos"





Los sábados, generalmente, la pequeña Alice aprovechaba para dormir hasta pasado el mediodía, sabiendo que no había nada que se lo impidiera. Sin embargo, un inusual traqueteo en el pasillo la despertó antes de lo previsto. Observó el reloj de su mesita de noche, el cual marcaba las doce menos cuarto de la mañana. Con pereza se frotó los ojos y, después de comprobar que no había visto mal, se puso de pie. Tomó una suave bata de satén, que ella misma había diseñado, y asomó su cabeza por el pasillo. No vio a nadie allí, pero podía oír, a lo lejos, la voz de su madre. Confundida, siguió el sonido de las voces, hasta que se encontró frente al cuarto de Edward. En la puerta, para su absoluta sorpresa, se hallaba nada más y nada menos que él: Jasper.

El rostro de la pequeña se tiñó de un intenso rojo, debido a la vergüenza. ¡Debía verse tan horrible!

Jasper, cuando se percató de su presencia, la miró sorprendido. Después de unos segundos, una amistosa sonrisa se posó en sus labios.

—Hola, Allie.

—Jazz, ¿qué haces aquí? —preguntó la pequeña, confundida.

—Tu hermano no estaba sintiéndose muy bien y se quedó en mi casa —explicó rápidamente el muchacho—. Lo dejé dormir un poco allí, pero creí que sería mejor si se encontraba en su propia cama.

Alice parpadeó, con una mezcla de confusión y preocupación.

—Pero, ¿cómo?, ¿él se encuentra bien?

—Sí, pequeña, él está bien —aseguró el joven Jasper, con una de aquella sonrisas tranquilizadoras que no dejaban lugar a dudas—. No te preocupes.

Pasaron algunos minutos, en los que Jasper y Alice se dedicaron a almorzar lo que Esme había preparado con anterioridad, mientras ella cuidaba de Edward. Justo antes de que la madre de los muchachos se fuera a trabajar, Bella llegó a la casa: lucía cansada, desalineada pero, sobre todo, preocupada. Para Alice, aquella era una imagen muy poco usual en Bella. Sin embargo, se sorprendió al enterarse de que ella ya estaba al tanto de cómo se encontraba Edward.

La pequeña sonrió, pensando que las cosas cobraban un poco más de sentido.

Después de un rato yendo de aquí allá, Alice se dirigió a la cocina. La fiebre de su hermano tenía a la pequeña bastante preocupada. No era como si fuera algo realmente grave, pero ella siempre se inquietaba mucho cuando del bienestar de sus seres queridos se trataba. Se apoyó en la encimera, mientras Bella terminaba de preparar unas compresas de agua fría y algo caliente para beber. Cuando la joven Swan salió, Alice se sentó sobre la fría superficie del mueble de la cocina, balanceando sus pies de forma inconciente. Era extraño ver a Edward enfermo y, en ese momento en que sus padres no estaban, se sentía un poco sola para lidiar con todo aquéllo.

—Tranquila, Allie, él estará bien —comentó una suave voz que ella conocía bien. Jasper apareció frente a ella y, con una de sus largas manos, alzó su pequeño y pálido mentón—. Sabes que Edward es un chico fuerte.

Alice, con las mejillas arreboladas, asintió.

—Vamos, ven conmigo y Emmett a hacer alguna tontería —pidió el joven Withlock amistosamente—. Bella ya se está encargando de Ed.

Alice sonrió levemente, tomando la mano que Jasper le ofrecía, bajó de un salto de la encimera y, cogida del joven, lo siguió hacia la sala. Emmett se encontraba despatarrado sobre el sofá, hablando por teléfono.

—Sí, Rose—hizo una pausa, alzando los ojos al cielo—. No, Rose —otra pausa—. Sí, Rose —volvió a hacer silencio y se removió incómodamente en le asiento, con cara de pánico—. Por supuesto que te quiero, osita, pero Ed… —se escucharon algunos fuertes sonidos del otro lado del móvil—. De acuerdo, bebé, en quince minutos estaré allí.

Emmett cortó la comunicación y se puso de pie.

—¿Qué sucede? —preguntó Jasper, con una mal disimulada sonrisa en sus labios.

—Debo ir a buscar a Rosalie —comentó, rodando los ojos—. Parece que otra vez ha chocado a alguien… intencionalmente.

El joven Withlock soltó una carcajada.

—Recuérdame que nunca me pelee con ella —comentó.

—No lo hagas si no quieres que tu auto quede reducido a chatarra… u otras cosas —afirmó Emmett, tragando pesado—. Bueno, vuelvo en un rato —y, haciendo un gesto con la mano, salió de la sala.

Después de la imagen del joven McCartey corriendo detrás de su novia, Jasper y Alice se dirigieron al sofá de la sala y se acomodaron en él. El muchacho encendió el televisor, sin mucho éxito en la búsqueda de algo bueno para ver. Alice pudo notarlo al instante, así como también lo hizo cuando trató de darle conversación, supuso ella que para mantenerla distraída con algo. La menor de los Cullen sonrió, pensando que aquel gesto era de lo más encantador.

«Muy típico de Jasper».

Entre muchas otras cosas, eso siempre le había gustado de él: siempre parecía encontrar la forma de tranquilizarla, de hacerla sentir bien y reconfortada. Si estaba con Jasper, era imposible que se sintiera mal. Se sentía como… protegida. Y en paz, en absoluta paz.

—¿Y, Allie?, ¿has estado diseñando algo en este último tiempo? —preguntó el muchacho, de forma casual.

La pequeña asintió.

—¿Por qué no me lo muestras? —propuso el joven suavemente, con una sonrisa simpática.

Entonces, Alice recordó algo, haciendo que sus mejillas se tiñeran de un suave rosa. ¿Sería aquél el momento apropiado para hacerlo? O, mejor dicho, ¿podría hacerlo en aquel momento?

La muchachita condujo a su acompañante por la larga escalera y, después de pasear por los innumerables corredores de la casa, alcanzaron la puerta de su cuarto. Ambos entraron y Alice se metió, literalmente, dentro del armario, buscando una cosa en particular. Cuando vio el largo borde sobresaliente, lo tomó y salió, donde Jasper se encontraba mirándola con una sonrisa divertida en su rostro. Alice tiró de lo que había cogido y, con las mejillas completamente rojas, lo extendió hacia el joven Withlock.

—Esto… ¿es para mí? —preguntó el muchacho, sorprendido.

Alice asintió.

Vio como Jasper analizaba el objeto, con las cejas levemente alzadas. El regalo en cuestión era una elaborada funda para guitarra de un brillante color verde oscuro —el color favorito de Jasper, como Alice bien sabía—, con las iniciales del muchacho bordadas en una esquina, con hilo plateado. La pequeña tenía en claro que el joven Withlock amaba tocar la guitarra en sus tiempos libres y, cuando lo había visto con su funda, se había dado cuenta de que la misma lucía bastante vieja y maltratada. Semanas atrás había decidido que ella le haría una mejor y, aunque la había terminado varios días atrás, no había cogido el valor suficiente para dársela… hasta ese momento.

—Wow, Allie, muchas gracias, está increíble —aseguró el muchacho, acercándose un poco a ella—. ¿La has hecho tú sola?

La pequeña asintió, aún algo cohibida.

—Wow… yo… —Jasper parecía emocionado, sin encontrar las palabras justas para expresarlo, mientras observaba la funda por todos los ángulos posibles—. ¡Gracias! —repitió, pasando uno de sus brazos por los hombros de la muchachita y estrechándola contra sí—. Me encanta. Era justo lo que necesitaba.

Alice sonrió, radiante, pasando tímidamente una mano por la cintura de Jasper.

—Pero… ¡esto no es justo! —se quejó el muchacho, con una sonrisa culpable—. ¡Tú me has hecho un maravilloso regalo y yo no tengo nada para ti!

La pequeña Cullen rió suavemente.

—No te preocupes —comentó, haciendo un movimiento con su mano—, quería hacerlo.

Jasper sonrió cálidamente.

—Te aseguro que te recompensaré —aseguró él, guiñándole un ojo. Hizo una pequeña pausa—. ¿Quieres que vayamos a ver cómo se encuentra Ed?

Alice asintió enérgicamente.

Claro, la pequeña no le dio demasiada importancia a aquello de «te aseguro que te recompensaré». Simplemente pensó que era una frase de agradecimiento, a pesar de que las palabras habían causado en ella una tonta esperanza. Jasper se había ido y Bella se encontraba en la sala. Ella estaba dibujando en el escritorio de su habitación, haciendo trazos poco definidos, casi de forma desganada, que intentaban tomar la figura de una persona. Cuando ya estaba comenzando a olvidarse de la posibilidad de que algo sucediera, en el momento en que el sol comenzaba a desaparecer por el horizonte, escuchó el ruido de un carro en la salida. Corrió y se asomó por la ventana de abajo, pensando que quizás sus padres podían haber llegado más temprano, pero se sorprendió al ver al joven rubio bajarse de un reluciente automóvil nuevo, aparcado a un costado de la casa. Una amplia sonrisa no tardó en aparecer en el pequeño rostro de Alice, mientras corría hacia la puerta. Antes de que Jasper pudiera llamar, la pequeña había abierto y lo miraba con una enorme sonrisa.

—Jazz, ¿qué haces aquí? —preguntó.

Jasper sonrió.

—He venido a recoger a una señorita para… —hizo una pausa, mientras buscaba algo en su bolsillo. Entonces, sacó dos largas entradas y se las pasó a Alice— esto.

La pequeña tomó los pases que Jasper le extendía y leyó las relucientes letras negras.

—¡Oh-no! —chilló, con emoción—. ¡No puede ser!

Jasper rió entre dientes, mientras la pequeña aún se encontraba atónita. ¡Aquellas eran entradas exclusivas para el «Connecticut Fashion Week»!

—He llamado a tu madre y estoy autorizado a llevarte —comentó el joven—, así que cámbiate pronto, que sino perderemos los mejores desfiles —bromeó.

Alice no necesitó que se lo dijera dos veces: corrió escaleras arriba y se metió dentro del armario, buscando las prendas adecuadas para su cita. ¡Oh!, ¡aquello sonaba tan bien!

¡Tenía una cita con Jasper!

Pronto encontró un vestido blanco, con algunos detalles en verde, que le pareció adecuado para la ocasión. Se calzó unos zapatos abiertos, con tacón relativamente bajo, y cogió un liviano abrigo verde de hilo, sólo por precaución. Corrió hacia el espejo del baño y, a la velocidad de la luz, se maquilló naturalmente. Mientras se acomodaba un poco el pelo, Bella pasó por el pasillo. Su rostro lucía cansado y, en cierto modo, perturbado. Cuando vio a la pequeña tan arreglada, frunció el ceño. Alice se limitó a sonreír.

—¿Saldrás? —preguntó confundida la joven Swan.

—Sí, saldré con Jasper —respondió radiantemente la pequeña. Antes de que Bella pudiera decir algo más, ella se adelantó—. Tranquila, mi mamá ya sabe. Si quieres, puedes llamarla.

Bella asintió y dibujó en sus labios una sonrisa cansada.

—De acuerdo, que te diviertas.

—¿Edward está bien? —preguntó suavemente Alice.

—Oh, sí, creo que está mejor —apuntó Bella, con una tenue sonrisa—. Su temperatura ha bajado considerablemente.

Aliviada con el testimonio, la pequeña sonrió con ganas.

La realidad era que Bella tenía algo especial que a Alice le gustaba mucho. Desde el primer día en que la había visto, la pequeña había estado segura de que serían muy buenas amigas. Por otro lado, la relación entre ella y Edward… eso era un tema aparte. Alice podía ser una niña todavía, pero era una persona muy perceptiva, y la tensión entre ambos era algo imposible de ignorar. Estaba segura de que allí pasaría algo… diferente, tenía una extraña predicción sobre ello.

Después de despedirse de Bella, Alice bajó las escaleras corriendo y llegó a la sala, donde Jasper se encontraba esperándola sentado en el sofá con las piernas cruzadas. Traía una chaqueta oscura con una camisa blanca y unos pantalones. Con aquella sonrisa dulce que a Alice le encantaba, se puso de pie y llegó hasta la pequeña, que se hallaba de pie en el marco de la puerta.

—Te ves muy bonita, Allie —aseguró Jasper.

La pequeña le agradeció, con las mejillas encendidas.

Ambos muchachos salieron y subieron a un cuidado convertible plateado que, según palabras de Jasper, era un BMW Z4 que sus padres le habían obsequiado como regalo anticipado de su cumpleaños número diecisiete. El hecho de que el joven Withlock tuviera un vehículo tan moderno se debía, posiblemente, a que su padre era dueño de uno de los concesionarios de automóviles con mejores ventas en Connecticut… o por lo menos eso decía siempre Emmett, cada vez que se ponían a hablar de vehículos.

Alice se acomodó en el asiento de cuero blanco, disfrutando del olor a nuevo mezclado con aquel perfume que Jasper siempre utilizaba. Recorrieron una extensa distancia antes de llegar al lujoso edificio donde se celebraba el evento. Jasper ayudó a la muchacha a bajar, con su atuendo perfectamente acorde al de la pequeña. Los dos le dieron sus boletos a una mujer en la entrada, que les permitió el acceso a lo que, según Alice, era como «el paraíso de la moda». El lugar al que habían entrado se encontraba repleto de pequeños puestos que tenían las más variadas prendas: desde blusas psicodélicas y llamativas hasta sobrios trajes de etiqueta. Alice comenzó a observar todo con ojo crítico y a comentarle a Jasper lo que le parecía. El muchacho la escuchaba atentamente y la pequeña, a pesar de su emoción, intentó no hablar tanto, con miedo de aburrirlo. Después de una caminata a lo largo de la sección de accesorios, llegaron a un pequeño puesto que tenía la más variada colección de sombreros y boinas. Mientras Alice observaba un llamativo y desagradable gorro con plumas, Jasper se volvió hacia ella.

—Mira, Allie, pruébate este —pidió, pasándole un bonito sombrero inglés, de color verde, que combinaba a la perfección con su atuendo veraniego.

La pequeña se lo puso y sonrió.

—¿Qué te parece?

—Te queda precioso —aseguró el muchacho, haciendo que se sonrojara.

El joven Withlock quería regalarle el sombrero a Alice, pero la pequeña se negaba. ¡Jasper ya había hecho demasiado por ella como para seguir gastando dinero! Estaban en medio de una amistosa discusión, cuando una voz femenina preguntó:

—¿Jasper?

El aludido se volvió, al igual que Alice. Allí, trotando hacia ellos, se encontraba una muchacha rubia, que le sacaba a Alice más de media cabeza. Tenía un atuendo ostentoso y, según le pareció a la pequeña, bastante caro. Sonrió al joven Withlock, antes de preguntar:

—¿Qué haces aquí?

—Oh, vine con ella —comentó, poniendo una de sus grandes manos en el hombro de Alice—. Ella es Alice. Alice, ella es Geraldine, una compañera de la escuela.

—Ah, un gusto —la muchacha le dirigió una mirada inexpresiva a la pequeña—. Bueno, yo vine con Heidi —comentó alegremente—. Por cierto, iba a comentarte que esta noche tenemos una fiesta, deberías venir…

Había algo en la forma de actuar de la tal Geraldine que a Alice le estaba molestando; la manera en la que se inclinaba hacia Jasper, con aquella pequeña sonrisa traviesa, el tono confidente y las palmadas suaves que le daba en el pecho estaban haciéndola sentirse mal. E impotente, muy impotente.

Después de todo, ¿qué esperaba? Jasper era guapo y más de cuatro años mayor que ella. ¿Acaso creía que él la quería a ella? Jasper sólo la veía como la pequeña hermana de su mejor amigo, nada más.

Nada más.

Con un molesto escozor los ojos, la pequeña tuvo la necesidad de salir de allí. Mientras Jasper y su amiga conversaban, Alice salió corriendo, en dirección a una gran puerta de vidrio. Cuando pudo escapar del lugar, se encontró en un jardín iluminado por algunos focos brillantes. No había nadie allí, ya que el desfile principal estaba a escasos minutos de comenzar. Pero aquello a Alice ya no le importaba, mientras pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos. Cerró sus puños con fuerza, a los costados se su cuerpo, intentando no llorar, incluso aún cuando las lágrimas ya estaban formando pequeños caminos por sus mejillas.

—¿Allie?, ¿qué sucede?, ¿por qué te fuiste así? —preguntó rápidamente Jasper, a sus espaldas.

—No pasa nada —respondió Alice, en un tono muy poco convincente.

Escuchó pasos y pronto Jasper se encontraba frente a ella, obligándola con su gran y cálida mano a alzar el rostro.

—¿Por qué lloras, Allie? —preguntó el muchacho, con un gesto de preocupación en su rostro.

Alice hizo un pequeño puchero, mordiéndose el labio, y se odió a si misma por no poder contener las lágrimas. Era demasiado infantil para pretender que él se fijara en ella.

—P-p-por n-nada —hipó.

—Alice, dime por favor —suplicó Jasper.

La pequeña se perdió en sus hermosos ojos azules.

—Déjalo, Jasper, ve con tu amiga… —pidió, apartando la mirada.

—No, yo quiero quedarme contigo —aseguró el joven, haciendo que Alice volviera a fijar su mirada en él. Sus brillantes ojos entraron en contacto con los suyos—, y que me digas qué te sucede.

—Jasper…yo…

¡Quería gritarlo! Quería decirle allí mismo que lo quería, que él era el único muchacho que le interesaba. Sin embargo, no podía hacerlo. Es decir, ¡vamos!, ¡cuatro años! ¿Quién podía luchar contra una diferencia tan grande como aquélla? Además ¡era el mejor amigo de su hermano! Y sin embargo…

—Jasper… tú… tú a mi… —sin saber que decir, nuevas lágrimas escaparon de los ojos de la pequeña.

¡Era tan frustrante!

Repentinamente, Jasper tomó la cara de Alice entre sus manos, y la muchachita sintió que su corazón comenzaba a latir a un ritmo desenfrenado. Vio el rostro de su acompañante más cerca y, casi como si alguien allí arriba estuviese escuchando sus súplicas por una solución fácil, sintió los labios de Jasper sobre los suyos. Fue un contacto mínimo y sutil, pero hizo que la pequeña se sintiera en la novena nube.

¿Estaba sucediendo de verdad?

Cuando Jasper se separó de ella, dejó que sus frentes se sostuvieran la una contra la otra. Alice se dio cuenta de lo inclinado que estaba el joven y de que ella se encontraba en puntas de pie. Después de todo, el muchacho le sacaba, como mínimo, unos veinte centímetros.

—No quiero verte llorar —susurró Jasper, acariciando tiernamente su rostro—, odio verte llorar.

Alice cerró los ojos.

—Te quiero, Jasper.

—Yo también, Allie, yo también —susurró el muchacho, pasando los brazos por su cintura y envolviéndola en un tierno abrazo.

¿Estaba en el cielo?

Si no era así, este debía parecerse mucho a donde se encontraba en ese momento.

4 comentarios:

Ada Parthenopaeus dijo...

Aaaaah que bellooooo Diooos ame este capitulo mi Jass mi amado jass por fin besa ami pequeña Alcie estoy muy felzi enserioooo es hermoso ..... suspiro gracia IAE por publicarlo te amo

angiie dijo...

holaaa
geniial tu historiiaa

yo tambn tengo un blogg
visitalo aver si te gustaa

http://seunikooangie.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Oh!! por favor actualiza!! seguia este fic en fanfiction y lo perdi, ahora que lo pude encontrar estoy sorprendida de lo que ha pasado!!
Esta buenisimo!!
Pliss un nuevo capitulo :D
Gracias.

Anónimo dijo...
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